jueves, 6 de enero de 2011

REDACCIÓN: PRINCIPIO DE CAUSALIDAD

Hume se propone realizar una ciencia de la naturaleza humana, basada únicamente en la experiencia.
Diferencia entre dos tipos de conocimiento: la comparación de ideas y las cuestiones de hecho. La comparación de ideas es el ámbito de las matemáticas, de la demostración puramente racional, que no requiere la experiencia. Lo contrario de una proposición demostrada es imposible, es una contradicción. Las cuestiones de hecho es el ámbito de las ciencias empíricas, de la prueba y de los argumentos probables, basados en la experiencia. De una cuestión de hecho se puede siempre concebir lo contrario sin caer en una contradicción. Son estas últimas las que interesan al filósofo.
Todas las cuestiones de hecho se fundan en la relación causal, de ella dependen la validez de los razonamientos empíricos. Hume nos propone un caso concreto de relación de causa y efecto: una bola de billar que golpea a otra y esta se pone en movimiento. De la observación de esta relación sólo podemos descubrir tres circunstancias: contigüidad espacio-temporal, prioridad de la causa y conjunción constante.
El primer problema que plantea Hume es cuál es el fundamento de la inferencia causal. Es decir, por qué cuando observamos la causa adelantamos que el efecto se va a producir. Según Hume, no es la razón la que nos autoriza a realizar esta predicción. Adán, que representa al primer hombre, dotado de inteligencia pero sin experiencia, nunca hubiera podido descubrir, mediante de la razón y la observación de los objetos por separado, los efectos que iban a producir. La relación causal no es una comparación de ideas demostrable por la razón: pues podemos concebir efectos contrarios sin caer en una contradicción. Es una cuestión de hecho, que depende de la experiencia. Pero la experiencia sólo nos da información del pasado, no del futuro. Y la experiencia del pasado solo nos autoriza a afirmar la conjunción constante entre causa y efecto, nada nos dice del futuro. Sin embargo, aplicamos al futuro la experiencia del pasado porque suponemos que la naturaleza es uniforme y creemos que el futuro ha de ser conformable al pasado.
El segundo problema, es en qué se fundamenta este supuesto. No se puede demostrar, porque podemos concebir que el curso de la naturaleza cambie sin caer en una contradicción. Es más, tampoco se puede probar, porque cualquier argumento probable se basa en la suposición de esta uniformidad. Lo damos por hecho sin ninguna prueba. Por tanto este supuesto surge de la costumbre. La experiencia repetida de la conjunción constante entre causa y efecto en el pasado hace que nos surja el supuesto de la uniformidad de la naturaleza. Creemos que esta conjunción se producirá siempre, también en casos futuros. Por lo tanto, el fundamento del supuesto de la uniformidad de la naturaleza no es racional ni empírico, sino que se produce en la mente.
Hume realiza una crítica de la relación causal y de la inferencia inductiva, que están en la base de las ciencias empíricas. Es decir, establecemos leyes universales observando fenómenos particulares causales bajo el supuesto de que la naturaleza es uniforme. Supuesto que sabemos como se origina y cómo funciona pero que va más allá de lo que demuestra la experiencia.